El silencio...a algunos les gusta y a otros no. Unos lo ven como una forma de sumisión, y otros como una manera de ver la vida, prestando más atención a lo que sucede alrededor.
Ambos tienen razón. Si empleas el silencio para callar y ocultar tus pensamientos, es una forma de esclavitud, pero si lo utilizas para olvidar todo lo malo y ver la belleza de tu entorno, puede ser algo maravilloso.
¿Alguna vez habéis probado a cerrar los ojos y escuchar las señales del entorno? ¿Habéis intentado interpretar el sonido del viento, las melodías que entonan los pájaros, las historias que hay a nuestro alrededor...? ¿Alguna vez habéis escuchado el silencio? Pero no el silencio que hay cuando no sabes qué decir, el de cuando estás aburrido, o el que te abruma cuando estás asustado, no. Me refiero al silencio que habla más que las palabras, al que te hace recordar buenos momentos e imaginar cosas maravillosas. Ese silencio que te transporta a otro mundo, que deja que las ideas fluyan y que te hace saborear la libertad. ¿Alguna vez habéis escuchado ese silencio...que nos hace soñar?
Ese silencio se llama armonía, y es la mejor herramienta para dejar volar la imaginación. Y tal vez yo me equivoque y ese silencio no exista, quizás sea fruto de mis sueños, pero sí que existe la armonía, por muy difícil que sea de conseguir.
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